A mí no me gusta hablar de Manolo
Hoy (14 de agosto) se cumplen 44 años de lo que se lee en los libros como ‘un importante triunfo en San Sebastián’ de Manolo Martínez. Particularmente, preferiría hablar de los 72 años que cumple la presentación como novillero de Luis Procuna en El Toreo, en esos tan añorados Jueves Taurinos…
Hace tres años entrevisté al
novillero Jorge Rizo quien cortó la única oreja en la segunda novillada de la
Plaza de Toros México en esta temporada… al parecer son 12 novilladas las que
debe dar el empresario para poder vender el Derecho de apartado a quienes
tienen esa especie de propiedad en el Coso de Insurgentes. Aquella vez Jorge me
decía que su gran ilusión, era ir a la Plaza México, partir plaza vestido de
luces y hacer lo que ama, que no es sino torear. A mediados de abril la empresa publicó un
pequeño comunicado para convocar a todos los novilleros de la República para
conformar los carteles, los requisitos eran: el currículum y un video de la
última presentación del novillero en cuestión. ¿Qué habrán visto los que
tuvieron que recibir los papeles de identidad de los chavales que se han
presentado?
Días más tarde en la web de la
empresa, se leían los 35 nombres que se jugarían la vida. Jorge Rizo estaba
apuntado, luego de “3 años de insistencia 3”. Rizo a pesar de no tener tan mala
estrella y haberse presentado en distintas plazas y tener buenos resultados,
aquella tarde en La México las cosas no marcharon tan bien como yo imaginé. Vi
a un joven con cuerpo de torero y detalles finos pero sin una idea del todo
clara, ante el toro. Sin embargo pensé (en ese momento) que se debía a los
nervios de ser, ese novillo, la única vía para verse anunciado otra vez, la presión,
el miedo y la esperanza debieron hacerle girones la tranquilidad, propia en quien
tiene una amplia experiencia en esto del toro. Lo terrible al menos para mí
vino después, cuando por un bajonazo le dieron una oreja y vi cómo Herrerías
sacaba su propio pañuelo y, acto seguido, el juez de plaza también lo hizo. ¿Cómo vamos a conseguir futuras figuras si el
palco de la autoridad es más bien el de la sumisión y la falta de compromiso
con el aficionado?
Hace unos días discutía con alguien
que es cercano a la empresa, sobre la contundente investigación de Mauricio
Romero que develaba con pelos y señales, las artimañas de aquella para evadir
el reglamento de la plaza. Comenzó diciendo que le parecía excesivo el número
de festejos novilleriles en la plaza y aseguraba que era inútil dar tantas
tardes, estando los muchachos como están (mal), además de que en los últimos
días la empresa había sido víctima de calumnias por parte de los veterinarios
taurinos, excepto claro, Javier García de la Peña, el único benévolo con ellos,
quien actualmente hace el trabajo que en su momento, Benjamín Calva y Santiago
Aja realizaran con profesionalismo, seriedad y siempre con cierto aire de
denuncia ante las estafas que los aficionados sufrimos con las reses que se
lidian en dicho coso.
¿Cómo vamos a lograr que Jorge
Rizo o cualquiera de los jóvenes espadas tengan una tarde gloriosa como la
Procuna hace 72 años? ¿¡Cómo?! Si somos capaces de conseguir novillos que no
lloren como becerritos. ¿Cómo vamos a conseguir que Rizo y los otros 34
demuestren que no sólo quieren sino que pueden ser toreros? ¿Cómo va a lograrlo
este chaval, si su oreja, frente a los aficionados de cepa, no vale más que el
pañuelo de Herrerías?
Hace más de veinte años que no se
corta el rabo de un novillo. Dicen algunos que el problema de la falta de casta
y las triquiñuelas en el coso capitalino comenzó con Manolo Martínez. Muchos, entonces,
están convencidos de que el ‘mejicano de oro’ tiene mucho que ver con la
postura que ahora asumen varias empresas y que no se ha conseguido más, que
empobrecer al gremio y terminar con la afición de todo el país. Yo creo que
también debemos reflexionar si a los toreros de la S (Silveti sobre todo) no
están viviendo algo parecido a lo de Manolo en San Sebastián: “Todo lo que hizo
estuvo bien […]Bien. “ Así ‘a secas’ sin la floritura que acompaña a las
figuras ‘consagradas’.
Dicen que el toro pone a cada quién en su lugar, si alguno
de los apuntados en el serial novilleril no está listo ya lo dejará ver el
toro, pero para saberlo con claridad necesitamos que los novillos dejen de
llorar como becerros, y para eso están precisamente los veterinarios para
decirle a ese juez eclipsado, qué se debe lidiar y qué no. Pero claro, aquí hay
que dejar a los empresarios hacer… que al fin son los del parné y quienes
escucharon de lo que propuso como regla el ‘mejicano de oro’. ¿Ahora ven
por qué no me gusta hablar de Manolo?
P.S.: Aunque se sabe que el 24 de junio de 1526 se corrieron
toros en la Nueva España, es el 13 de agosto de 1529 que por decreto se
celebrara con una corrida, la caída de la gran Tenochtitlan. Ayer, oficialmente
cumplimos 484 años de ver y correr Toros en México y 492 de haber conocido a la gente del viejo mundo.
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