Más de 20 meses sin toros... la reina inmortal
La plaza más grande del mundo estuvo cerrada algo así como 20 meses. Durante ese tiempo los aficionados de todas latitudes del país pusieron en marcha diferentes acciones para insistir en su reapertura, para evitar la prohibición nacional que podría generarse a partir del cierre del coso capitalino. Puebla y Guadalajara cayeron, Zacatecas resistió.
Ha sido interesante ver cómo la actividad taurina volvió a la provincia mexicana y cómo la gente se reunía para hacer comunidad, fueron 20 meses de trabajo de la sociedad taurina, en ese, su sentido más amplio: sociedad. Los aficionados querían conocer más y más detalles de su mundo y se preparaban para contrarrestar la oleada antitaurina que permea en la población en general y que busca el pensamiento único (el americano).
No está de más apuntar que lamentablemente también los machistas taurinos usaban el toro como pretexto para denostar la lucha de las mujeres por sus derechos y libertades. O peor, trataban de "echarle" la culpa a las feministas del embate antitaurino; ay qué vergüenza me daban. Sin embargo fue hermoso ver cómo más y más personas se acercaron a los taurinos para conocer el fenómeno cultural.
En estos días hubo de todo, desde políticos tratando de darse a conocer, hasta hombres seudoanimalistas que usan a las mujeres en redes sociales, para ofender a los taurinos y así acometer contra quienes pierden los papeles, denunciándolos como violentadores de mujeres. Al final, terminaban por no aceptar la invitación a una ganadería, aunque se las hiciera una mujer y lleváramos medios de por medio. Ellos lo saben, atentan contra la vida, la buena vida de los toros de lidia; porque para nosotros son nuestra forma de vivir, son nuestros hijos los que se convierten en toreros, es la sangre de nuestras generaciones la que mantiene vivo el ritual al Toro.
Lo chusco fue ver cómo algunas personas que en realidad eran ajenas al mundo del toro se colgaron de éste, haciéndose pasar por profesionales de los medios, algunos (los más) sin muchos conocimientos, sin estudios, ni oficio, ni arte. Sólo mucha necesidad de tener reflectores, codearse con toreros, aprovecharse de la comunidad taurina.
Me gustaría ser más prudente pero vi, en estos 20 meses, cómo se movían las fichas a comodidad de los grupos que dirigen el ecosistema taurino y ayer en la plaza más grande del mundo, se vivió lo que se esperaba. Una tarde emocionante porque los tendidos se llenaban pero se fue abajo porque cerró con un abucheo tremendo, a Roca Rey quien fue incapaz de matar a su toro, incluso de lidiarlo. Tal vez ha sido prematuro decir que Andrés es figura, es un torero temerario y sin duda valiente pero hace falta más que ese ánimo para convertirse en figura, la historia lo demuestra; el problema es que nos sentimos hambreados porque pareciera que no hay figuras, ¿y si estuviéramos en una pausa..?
Los mexicanos como siempre, trataron de estar lo mejor posible, pero los toros no ayudaron, eso ya lo sabíamos porque es estadística pura. No soy Adamista pero reconozco que José estuvo remando a contracorriente, incluso se agradece su intento fallido de poner banderillas para animar la tarde. Lo que me parece horrible, es que en las transmisiones hablen más de David o de Alejandro que de Diego Silveti quien se está jugando la vida. Ya es cansado escuchar esa retahíla, que si su papá le mandó el mejor toro, que si torea como su tío...
Si la Plaza México, la más grande del mundo cierra sus puertas y su terreno es ocupado por un centro comercial, será triste pero nuestra reina inmortal, con esta reapertura, nos habrá regalado lo más preciado: la libertad, la libertad de ir a los toros. Con el precedente que se estableció ya podríamos recuperar plazas como Puebla o Guadalajara, al menos desde lo legal, el ecosistema taurino tal vez diga otra cosa, pero ya veremos.
Me emociona mucho que el número de festejos creciera en la provincia, me alegra que todo mundo quisiera estar en la plaza. No fui, esos toros no me animan a salir de mi casita, cuestión de gustos, mis gustos. Sin embargo la vi, me emocioné tanto como la niña charra que partió plaza, y se me alborotó el útero con el pequeñito que iba cabalgando emocionado. Son el símbolo de nuestras raíces, porque aunque muchos mexicanos (americanizados) no lo crean, nosotros también le dimos forma a la Tauromaquia, la moldeamos con nuestra creatividad, la fortaleza de nuestro espíritu, la alimentamos con nuestros pastos, nuestro sol y la fuerza de Tláloc.
Nuestras tradiciones perdurarán en medida en que estemos dispuestos a defenderlas, estos veinte meses han sido una muestra, esos niños son nuestro futuro, sólo tengamos cuidado de a quiénes les damos un micrófono, no sea que se trate de mequetrefes que simulen ser profesionales de algo que no son, o supuestos amigos que en realidad sólo se estén aprovechando de nuestra comunidad.
Resulta reconfortante y esperanzador para mí, como aficionado de más de 6 décadas, descubrir nuevas e inteligentes voces que ponen el foco en las custiones esenciales de la Fiesta de los toros en México; el sugerido título "Volvió la afición, los toros no" no podría ser mas atinado ante la torpe gestión de la empresa de la plaza de toros mas importante de México, incapáz de darse cuenta de que será imposible recuperar la vigencia del espectáculo taurino, escamoteando el factor indispensable del mismo.
ResponderEliminarCon el encierro de ayer en la México, la corrida resultó algo mas cercano a una parodia o simulación, que a la tauromaquia que añoramos.
Gracias Gabriela,
Pues ni tan nueva, más bien me desentendí un tiempo, te agradezco mucho tu comentario. Un abrazo.
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