Del síndrome de la Cenicienta...Ay Guadalajara (Primera Parte)
Y sentiré la fuerza de tu corazón palpitándome la espalda como un arrullo de cien erales... Plaza de Toros Nuevo Progreso Hace tiempo que no escribía, era porque la vida se me arremolinaba entre las manos. Estas manos vencidas por el tedio de un casa que sin salida pareciera el laberinto de mi hijo el minotauro. Lo lamento señores, pero desde que tengo el programa se me hace un tanto pesado escribir. sin embargo aquí estoy esperando volver a sus pantallas y encontrarme con ustedes para platicarles un poco de mis andanzas en mundo del toreo. Resulta que estuve todo noviembre en tierra tlaxcalteca, un lugar donde, según cuenta la tradición taurina, saltará un torero de cada piedra. Qué caray señores pues por ahí anduve. Luego regresé a mi tierra que de toros se ha olvidado y que ahora nos procura animales descastados. Ni hablar, nos lo buscamos por cobardes, por dejar la valentía para tierras del norte. Pero tan triste es nuestro panorama torero como el de La México.